Después de transcurridos 4 meses tras denunciar el asunto ACEC sospecha que el asunto está siendo retrasado deliberadamente.
EL pasado verano se organizó una ruta senderista desde ACEC. El resultado no fue el deseado, en medio del camino observamos como unas verjas cerraban el paso de lo que se conoce como la «travesía de Terrasala».
No es un deporte de pobres
Después de denunciar la usurpación de vía pública al Ayuntamiento hemos podido comprobar que es una práctica habitual en Calp, y no es un deporte de pobres. La mayoría de denuncias que entran en el Ayuntamiento afectan a apropiaciones indebidas de sendas catastrales, vías de ganado históricas y otros caminos. Todos ellos de dominio público y la mayoría registrados en el catastro.
Entre un gran número de casos observamos que los más flagrantes se dan entre grandes terratenientes de Calp. Insignes hoteleros y empresarios locales están entre los casos más flagrantes. Un talante apropiador que podría ofrecer alguna clave sobre sus éxitos empresariales. ¿Es ese e secreto del éxito?
Los que dibujan el mapa de Calp
Pese a no querer dar importancia al hecho de encontrarnos un camino registrado ocupado de forma deliberada y con tanto descaro, desde ACEC estábamos convencidos que con dar parte a las autoridades era suficiente. Al parecer nos equivocamos.
Nada mas lejos de esto. Recientemente pedimos acceso al expediente y pudimos comprobar, no sin sorpresa, que los actuales dueños habían emprendido acciones por su parte consistentes en:
- Intentar enturbiar el asunto adjuntando la concesión de la licencia inicial, con firma del político en el mando de aquel entonces. Documento que nada dice de la ocupación del camino.
- Aportar un plano topográfico, encargado a medida para la ocasión. En el diseño se pretende hacer creer a la administración que el camino en cuestión, de 4 metros de anchura, cambia de nivel y se convierte en un angosto caminito de 90 centímetros. Justo en la parte afectada, usurpada, como si hace 200 años supieran que la finca estaba a ocupar con preferencia este lugar. Una ficción demasiado forzada que si bien al parecer no se cree nadie, si que causa sorpresa e indignación.
¿Y ahora qué?
El siguiente paso es elevar el asunto al pleno, para que los concejales decidan con su voto si el camino debe ser recuperado, o por el contrario, consideran de justicia que, por los servicios prestados al municipio (que no al partido de turno), le cedan este espacio de camino público.
Hoy por hoy seguimos esperando que el asunto se eleve al pleno como punto del orden del día.
También es probable que entre técnicos, políticos e interesados, intenten dar carpetazo por lo bajini. Intentando enterrar el asunto en alegaciones, plazo y reiteradas tretas para que acabe no viendo la luz. Afortunadamente los recursos legales en estos asuntos no son pocos. El dominio público aún tiene protección legal, y en especial el trozo de camino, que esperamos que pronto vuelva a serlo.
De todas formas cabría una reflexión sobre lo fácil que resulta mutilar la propiedad pública cuando los que debieran vigilar son amigos. Estamos en el siglo XXI y en Calp este mal parece haber campado a sus anchas desde demasiado tiempo.
La protección del medio ambiente
No seríamos una asociación ecologista y defensores de la naturaleza si no actuáramos en consecuencia, la seguridad de que lo público permanezca protegido es primordial para la sostenibilidad medioambiental, económica y humana. El caso que nos ocupa, explica de forma muy gráfica lo que ha podido pasar en Calp en los últimos 40 años. La degradación del territorio, la costa y también del interior parece haberse pertrechado por las mismas manos amigas que debían conservarlo.