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…o de cómo la corrupción es también una forma que contamina el entorno.
Finalizamos un año en el que se ha hablado del calentamiento global, la emergencia climática y los cambios meteorológicos asociados a ambos fenómenos. Este año 2020 empieza marcado por el sinsabor de los estragos que «Gloria» ha causado en el litoral levantino, y siempre con la apostilla que «esto no se va a quedar en eso», habrá más. Los científicos y expertos advierten una situación de cambios y de la necesidad imperiosa de cambiar las costumbre humanas.
Transparencia internacional define la corrupción como la «utilización del poder para beneficio propio». Muchos se preguntan qué tendrá que ver esto con medio ambiente, un vistazo al urbanismo calpino (extensible al litoral levantino) puede aclarar las dudas.
En los últimos años las leyes se han endurecido, no para frenar las ganancias a nadia, para preservar los espacios naturales y proteger lo poco que queda. Por ello, desde diversos niveles gubernamentales se han lanzado iniciativas que van desde el aumento de la zona de costas, el incremento de protección de humedales y la señalización de microrreservas, ramblas y zonas sensibles a la erosión de escorrentías.
Así, se ha establecido normativas y leyes, no con ánimo de confrontación ideológica sino con la triste misión de encaminar al ser humano hacia una cordura que no es capaz de tener por sí mismo.
Por desgracia, la dualidad española, entre rojos, azules, blancos, negros y viceversa, no deja lugar a puntos de sensatez común. Y es por ello que determinadas leyes deciden no cumplirse por considerarlas, más allá de su necesidad dentro de un ecosistema que se degenera, como un capricho ideológico que no se tiene que cumplir cuando no se comparte ese pensamiento. La cosa se agrava cuando en el nombre del progreso, del empleo y de los mercados se desobedecen esas leyes simplemente porque no fueron dictadas por los «amiguetes».
En Calp se puede establecer un patrón de actuaciones en donde se percibe claramente que determinadas construcciones se erigen en base al grado de amistad o conexión (casí siempre informal y muy discreta) que existe con el centro de poder y de la toma de decisiones.
Análisis de un caso «cualquiera»
La denuncia más reciente (y hay muchas mas) es de una promoción en primera línea, que transgrede sistemáticamente la ley y además, pese a varias denuncias no parece ser temerosa de multas ni percepciones por parte del Ayuntamiento, ¿a que se debe esto?
En un primer análisis encontramos que se halla vertiendo residuos, no a la vía pública sino directamente a una cala cercana, espacio natural de protección. Esto, repetidamente, a plena luz del día y sin pudor alguno.
Al parecer una promoción cuyo valor de mercado rondará el millón de euros considera gasto elevado la depuración debida de sus aguas residuales.
Haciendo un segundo análisis, motivado por la persistencia infractora contra las ordenanzas municipales (al parecer de obligado cumplimiento para el resto de mortales) comprobamos que la expedición de licencias se ha hecho con una velocidad inusitada (comparado con la media).
Otro repaso sobre lo publicamente cognoscible es el tamaño de la parcela, que es notablemente inferior a la que el plan parcial marca para su construcción. ¿Un impedimento? -por lo que se ve, no.
El siguiente paso será el contraste de superficie útil construible para el tamaño de dicha parcela, que se sitúa entre un 0.30 a 0.25. y que debería ser un máximo de 200 metros cuadrados, por las magnitudes perceptibles a simple vista podría ser más.
Conclusiones:
Parece tomar fuerza la hipótesis urbanística de que el que tiene «amigos» tiene un «tesoro» y que no hay una infracción sin dos. Se percibe que las leyes y ordenanzas calpinas no están escritas para todos los habitantes y que se aplican y controlan según conveniencia. Es comprensible la animadversión popular hacia la institución que debería preservar el buen hacer.
Se hace tangible el lema que popularmente se atribuye al departamento de urbanismo, cuando no, al Ayuntamiento en general: «al amigo lo que pida, al enemigo ni agua, y al indiferente -la ley vigente.
Las continuadas denuncias recibidas han movido a ACEC a pedir información detallada sobre los infractores y a hacer una análisis exhaustivo de los incumplimientos percibidos. Análsisi del que daremos cuenta públicamente. Ante la pregunta de «quien vigila al vigilante», hoy nos toca a nosotros.