Por fin el Ayuntamiento ha publicado aquello para lo que muchos de nosotros (dentro y fuera de ACEC) llevamos trabajando desde hace años. La desclasificación de 300.000 metros libra del cemento un espacio equivalente a 42 campos de fútbol. La ganancia de este patrimonio municipal servirá a las futuras generaciones como espació público, verde y dotacional. Esto no significa que la guerra contra la especulación se haya ganado, pero la elevación a pleno de esta recalificación sí es una batalla importante en la que han primado intereses que compartimos. Triunfa la persistencia: informes, pactos y acciones de gobierno pueden liberar de la especulación más de 300.000 m²
Hasta ahora hemos sido testigos de inmensas torres, proyectos insostenibles y aberraciones varias, contra la mayoría se ha presentado batalla pero no siempre han tenido los resultados finales esperados. En la tradición servil de Calp, la defensa del medio ambiente ha granjeado más vilipendios y antipatías que apoyos, muchas luchas han fracasado por la prevalencia de unos incomprensibles derechos urbanísticos adquiridos con ordenaciones del territorio inmutables y anacrónicas, otras, ante la perspectiva de indemnizaciones millonarias, directamente han imposibilitado la acción.
ACEC nació como oposición a la edificación que se proyectaba en la ladera del Peñón de Ifach, desde entonces, hemos denunciado desde proyectos en el entorno del BIC de los Baños de la Reina, hasta intervenciones lesivas en los espacios Natura 2000 de la Manzanera; hemos señalado el libertinaje de alturas del premio hotelero, hemos acusado el esperpento medioambiental que suponía el proyecto Colossus y actualmente confrontamos a multinacionales de la acuicultura tejiendo redes de colaboración global para sacarlos de nuestra bahía. Si declarar la caducidad del proyecto Colossus fue el primer paso, la recalificación de Pla de Feliu debía de ser el siguiente.
En los más de 20 años de lucha que llevamos hemos aprendido una serie de lecciones valiosas. Nadie es tan bueno como parece ni tan malo como lo pintan. El principal enemigo del medio ambiente es la corrupción política. Un mal que trasciende cualquier línea ideológica o color. Caminando entre las sombras suele aprovecharse de la necesidad humana, donde prospera, elabora listas electorales, pone y quita candidatos, ofrece sufragar campañas y/o negocia sin representatividad alguna el futuro del municipio. Para evitar su proliferación hay que recalcar la importancia de la transparencia, la prensa libre y la vigilancia ciudadana.
En la crónica histórica local, este momento puede quedar registrado como el día en que Calp eligió su futuro. El día en que la voluntad ciudadana se impuso al hormigón, en que el verde venció al gris, en que el bien común triunfó sobre la especulación. La inminente votación en el pleno será más que un trámite administrativo: será el momento de la verdad donde cada representante público deberá mostrar sus cartas(por mucho menos han caído gobierno anteriores). Las presiones y las llamadas de última hora no podrán esconderse tras cortinas de humo; cada voto dibujarán con meridiana claridad quién defiende realmente los intereses de Calp y quién responde a otros intereses. La expectativa de esos 300.000 metros cuadrados que hoy celebramos son más que una victoria política: son la prueba viviente de que las batallas imposibles son, precisamente, las que más merecen ser libradas.
La asociación seguirá enfrentando esas batallas imposibles para que las generaciones futuras disfruten de espacios verdes. La sostenibilidad se construye con acciones, no con palabras.
Recordemos:
¿155 firmas o 30 monedas de plata?