ACEC

Associació Cultural Ecológista de Calp

Nivel de Mierda Bajo*

En este municipio estamos dominados por un relato de heces, silencios, y medias verdades por parte de nuestros gestores públicos, un mal augurio para la permanencia de estos últimos.

Para empezar, el pasado 30 de agosto asistimos al cierre de la playa por presuntos vertidos fecales. Presuntos, porque según el mismo ayuntamiento, los valores obtenidos por una entidad externa «superan los valores máximos admisibles para que sea apta para el baño». Nada más.

Si bien el cierre se llevo a cabo con muchísima discreción, para la re-apertura de la playa no faltó de nada, incluyendo comparecencia de la misma alcaldesa (como si lo hubiera resuelto ella misma), y por supuesto, el habitual lanzamiento de culpas y reproches a toda administración que no está en manos de su partido. Explicaciones útiles, ninguna.

La comunicación del incidente se cubrió con un velo de desinformación. Desde los organismos oficiales, casi parecían desmentir, señalando la responsabilidad de las mediciones hacia aquellos que las hicieron. Lejos de abordar en incidente con pedagogía, se mataba al mensajero o se tiraban balones fuera. Si después de 20 años al final han sido capaz de explicar a nuestros huéspedas «aquello de las algas«-porqué son necesarias y porqué no se retiran-, ¿no sería hora de explicar también las analíticas? Su composición, periodicidad, las máximos, los mínimos, los peligros asociados, etc. Pero no, la falta de transparencia del ayuntamiento gestionante nuevamente da alas a la sospecha. Ni una tabla de datos, ni una foto de los valores, nada.

Una infraestructura vieja en el que confluyen pluviales y residuales recorriendo los 3 km hacia la depuradora.

Hay que recordar que el sistema de saneamiento de Calp se gestiona por la empresa mixta, Aguas de Calp. La misma empresa que no facilita las actas de sus juntas y que paga generosas cantidades mensuales a los políticos locales que forman parte de su consejo de administración, todo ello en concepto de gestión que deberían estar incluidos en su labor política. Pero ¿por qué no publican esos datos? En la vorágine de información, una ocultación deliberada es harto sospechosa de servir para ocultar cuestiones poco éticas.

La red de saneamiento

Si bien se dispone de una red de saneamiento en la playa de la Fossa, está es mixta, y absorbe los residuos (la mierda) y las fluviales (agua de lluvia) al mismo tiempo. Lo que no es tan de dominio público es, que la red está saturada por agua salina a niveles preocupantes, por un lado las filtraciones que se producen por la vejez de las instalaciones, y por otro, los continuos bombeo de agua de los no pocos edificios que tiene que desalojar el agua que fluye constantemente en sus semisotanos, aparcamientos subterráneos o garajes, todos ellos construidos por debajo del nivel del mar, y en los que se filtra agua de la capa freática constantemente.

Inevitable volver a los temas de siempre, corrupción en la construcción de redes de saneamiento (Caso Aguas de Calp) y desatención a la sostenibilidad, construcción desaforada y especulativa. A este entorno de descontrol se suma el embargo informativo y la ausencia de explicaciones vitales. Todo ello sazonado por los precedentes fecales de Xàbia. Turismo a toda costa, sin importar las posibles consecuencias sanitarias.

Se obvia que la zona está humanamente saturada, que la infraestructura es vieja y que es un misterio cómo los flujos residuales salvan los casi 3 kilómetros que hay a la depuradora. Y si coinciden las tuberías de fluviales y las residuales, ¿Qué ocurre cuando llueve o la red se satura? ¿Qué sale a la superficie entonces? y sobre todo, ¿a dónde?

Cartel que se vio al día siguiente en las inmediaciones de la playa de la Fossa, la falta de información se abre a las interpretaciones y al humor.

La gestión, por su falta de transparencia, es nefasta. Por lo demás, desconocida. La histórica preocupación es la de hacerse la foto con la bandera azul, inversamente proporcional al de explicar si no la merecemos o no. La confianza en las instituciones gestionantes, erosionada, por las mismas que gestionan cuando no son del mismo color. Como resultado nos queda un caldo primigenio de incertidumbre en el que podemos bañarnos, o no, por el módico precio de 800 euros la semana (sumando 50 por aparcamiento)

*Nivel de Mierda Bajo:
Al final, el cartel humorístico que da título a la entrada, y que se publico en las inmediaciones de la Fossa, fue la única respuesta sensata que se le ofreció a los huéspedes de Calp. Como reacción anónima y ciudadana, una señal inequívoca de que cuando el ayuntamiento no habla con claridad, es fácil que se «cuelen» discursos paralelos, que pueden contaminar la realidad de la misma forma que ocurre con las aguas.