Está claro que el Departamento de urbanismo liderado por Juan Manuel del Pino tiene claro sus preferencias respecto a la construcción: toda la que se pueda y más.
En ACEC hemos recibido por correo electrónico un paquete de fotos que muestran una serie de hallazgos que presuntamente proceden de la parcela. Una serie de monedas y objetos difícilmente reconocibles que provendrían de la parcela Casita Blanca.
Al no tener forma de contestar el correo, lo haremos por aquí. Por lo que invitamos que ponga todo el material hallado a disposición de las autoridades para su debida custodia.
Y ¿qué demuestra esto?
Está claro que las circunstancias que rodean al hallazgo no están claras, ni puede acreditarse la procedencia. El relato nos resulta lo suficientemente plausible como para publicarlo, las conclusiones pueden ser diversas y quedarán en manos del lector.
Hemos puesto las fotografías a disposición de diversos técnicos en la materia, si bien nos han recomendado precaución, nadie ha negado rotundamente la posibilidad de su autenticidad, entrando a cuestionar en todo caso, su procedencia. Cierto es que se han realizado advertencias legales sobre la presunta forma de adquisición, pero desde ACEC, al no poder verificar ni desmentir esta procedencia, ni mucho menos el método utilizado, no podemos entrar a valorarlo.
En todo caso, la riqueza en material histórico del territorio calpino es indiscutible. El problema actual son los fraudes políticos de aquellos que acceden al poder con promesas que a sabiendas han incumplido. La eterna concupiscencia con el poder, el dinero y las élites que los manejan.
Si bien, la existencia de restos numismáticos no confirma la existencia de estructuras protegibles, lo que sí que hace es poner en evidencia la prosperidad de los asentamientos pasados existentes el territorio calpino. Asunto que de alguna forma vendría a reforzar la idea prominente de la existencia de restos relevantes en la parcela en cuestión. Calp ha sido y sigue siendo un territorio codiciado por los que aprecian su paisaje y situación. Lo que ha cambiado con los siglos es la voracidad, el sentido común y la capacidad predadora de los adinerados que aquí se establecen.
Entendemos que se trata de un vecino/a de Calp que está preocupado por la conservación del patrimonio histórico, que se dedica a la localización de monedas por hobby y que abiertamente manifiesta querer hacer llegar el hallazgo a las autoridades pertinentes. Podemos entender la sensación, muchos otros vecinos han estado colaborando desde el anonimato para proteger lo que queda del entorno. Esperemos que la memoria les dure los años suficientes como para pedir responsabilidades.
Lejos de ignorar el material recibido desde ACEC lo expondremos aquí para su posterior análisis, quizás sirva de anticipo a lo que aún está por venir. Lo único que lamentamos es que las autoridades locales se escuden en las tres parcelas ya construidas para alegar que no puede haber restos. A muchos calpinas/os nos consta que durante la construcción de las parcelas cercanas salieron restos, pero se ocultaron, aún habiendo entonces más consciencia, no había redes sociales ni medios para articular la situación.
Tengamos en cuenta pues, que el progreso que defienden algunos para la hiperurbanización de litoral, nos ha dotado de herramientas, no solo para sobre explotar el territorio, sino también para controlar estos abusos. Qué haríamos sin redes sociales, cámaras digitales o detectores de objetos.
Se debiera aplicar a todo esto el principio hipocrático, «primum non nocere». No dañar. Pero la ceguera de muchos por el beneficio inmediato, impide ver el derrotero final al que conducen la permisividad urbanística especuladora, la falta de planificación y sobre todo, la ausencia total y absoluta de un proyecto político más allá del ego personal.
Publicamos pues en este post el material que se nos ha enviado, haciendo hincapié en que desconocemos su procedencia, y que ni mucho menos somos autoridad para refutar o afirmar nada. Se trata solo de otra voz más que se suma a las de muchas y muchos, que desde el cariño a su municipio entonan un basta coral dirigido a los oídos sordos de la administración y sus cómodos ocupantes.