ACEC

Associació Cultural Ecológista de Calp

Vandalismo institucional

Abrazar a corruptos, favorecer a amiguetes y en general un desprecio sistemático por toda legislación que no les convenga, el Partido Popular calpino cada día deja mas claro que no está dispuesto a cumplir la ley

Hoy se nos presenta un nuevo ejemplo, el PP se encamina a las elecciones con tono bronco y provocador, al parecer están apostando por una campaña de crispación y altercados. Ahora salen en los medios de comunicación atribuyéndose la autoría de las modificaciones que han sufrido las señales de entrada a Calp, colocando una pegatina con una E roja. Con esto no solo resucitan una antigua y poco fértil disputa, sino que demuestran su absoluto rechazo por las sentencias judiciales, la normativa, o los dictámenes oficiales, cuando por el motivo que sea, estas no les convienen. Además, la ley es clara sobre esto, con multas de 20.000 a 3000 por alterar o deteriorar las señales de tráfico.

Para esto, hay que hacer un poco de memoria, hace tiempo que tenemos dos asuntos que generan una visible polémica en Calp, por un lado la construcción abusiva y especuladora que se ha posibilitado con votos y gobiernos populares; por otro lado y en menor medida, la toponimia del municipio. A parte del debate, la ley es clara, por lo menos la que se aprobaba con los votos populares. A los hoteles se les permitía construir hasta el infinito, y el nombre del municipio pasaba de ser dual (Calpe-Calp) a ser único (Calp).

Tanto las más polémicas licencias de construcción, Suitopia (con sus presuntos 13 pisos de más) y Colossus (erigido sobre un bloque de hormigón en plenas Salinas) como el cambio del nombre no habrían sido posibles sin los votos del Partido Popular, digan lo que digan. La permanencia en el poder les costó apoyar la moción de cambio de nombre.

Ahora resulta que, las permisivas políticas de construcción, pese a suponer una molestia, legal y moral para la población, no molestan. Están otorgadas y, aquí sí, se cumple la ley. Por el otro lado, pese a que un comité de expertos avisó sobre la imposibilidad de volver hacia atrás en la toponimia, vemos al ayuntamiento hacer el pino puente, llegando hasta el el vandalismo, para incumplir estos preceptos.

Ambas decisiones, la de construir hasta el infinito, y la del nombre del municipio, no son absolutas. Ambas tienen formas legales de abordar su cambio. Y no solo en los tribunales, también las ordenanzas municipales, la legislación estatal y, en especial, la europea, permitirían un cambio. Lo que nos deja claro el PP con sus «pegatinas rojas» son dos temas, que aman el conflicto sobre todas las cosas, como elemento distractor ante asuntos más importantes; y que no piensan abordar ninguno de los temas de forma seria/legal. Todo es postureo, foto fácil y ruido mediático.

Lejos de hacer una estudio sociológico que determine la necesidad de renombrar el municipio, ellos colocan pegatinas, arriesgando multas de hasta 20.000 euros por manipular señales oficiales de tráfico. Mientras, las construcción sigue, con las reglas aprobadas por los constructores que realmente gobiernan Calpe. Lo del topónimo da mucho dinero, porque mientras la población discuta sobre esto no se abordarán las licencias otorgadas bajo preceptos torticeros. Si la gente se distrae con un «e», no verá el sinsentido de la legislación urbanística y lo fácil que es revertir las licencias que se han otorgado bajo estos preceptos. Y no hablamos de las responsabilidades, incluso penales, de los que permitieron todo esto.

Discutir sobre fruslerías resulta lucrativo, divide la atención sobre lo que realmente importa. Las licencias «dopadas» de alturas infinitas se pueden parar y modificar, pero mientras la población esté distraída con el topónimo, esto no ocurría. Calp puede cambiar, pero cuando se deshaga de la hegemonía popular que ha gobernado desde hace 20 años. …o acaso pensaba que César volvía por gusto, viene a asegurar que las pocas torres que quedan puedan tener las alturas necesarias para que los inversores no pierdan un dura. Y si para esto hay que echar una alcaldesa, pues se echa.