El año pasado, 2021, será recordado por la deficiente gestión de la basura, en forma de fotos que inundaban las redes mostrando un aspecto de total abandono de las urbanizaciones de este municipio que se dice turístico. Este año, ante la previsible repetición de la acumulación de residuos, desde ACEC iniciamos una campaña de foto denuncia para intentar despertar las conciencias de los responsables.
La pasada temporada turística del año 2021 se saldó con un notable hartazgo, no solo de los huéspedes sino de los propios habitantes del municipio. Las fotografías denunciando acumulación de basura proliferaban en las redes, mientras las reacciones municipales eran ignorarlo, negar la mayor o echar pelotas fuera. Para los responsables políticos, el centenar de fotodenuncias publicadas no era consideradas más que fake news.
La peor evidencia de esta mala gestión ha sido la confesión tácita que implica la contratación, para está temporada, de 10 personas por parte del ayuntamiento. Conscientes, desde el primer momento, de la veracidad del descontrol que el año pasado negaban. Al igual que hace un año, hay personas que controlan y una empresa responsable, pero por algún inconfesable motivo, no realizan su trabajo. Hace escaso 12 meses, las evidencias eran negadas por parte de las autoridades, culpando a los que publicaban las fotos, a la empresa, e incluso, a la ciudadanía, por irresponsables. Si cuela, cuela.
Desde ACEC, sin la voluntad de inmiscuirnos en la gestión de los Residuos Sólidos Urbanos, hemos constatado que cruzando el límite urbano de Calp hacía Benissa, la suciedad cesa e impera el orden. Por lo que facilmente se deduce que la gestión desde la administración local, algo tendrá que ver. Queremos recordar que cada unidad catastral paga su recogida de basura, con un extraordinario sobrecoste, sobre todo en las urbanizaciones, por lo que se entiende que existe un derecho al servicio de recogida. Por desgracia, las evidencias hasta ahora han demostrado que este derecho en Calp no se cumple.
Para el desorden del año pasado, en Calp, se juntaban varios factores:
- Una licitación mal hecha que estaba llegando a su fin, la actual licitadora, ACCIONA, después de 20 años se encuentra ejecutando un pliego de condiciones, ya deficiente, que recogía una realidad social que no es la actual.
- Una total desidia política en sinergia con la de la empresa cesante, una alcaldesa que solo aparece dos días a la semana por el ayuntamiento explica una predecible y nula supervisión de los supervisores que llevan a los consecuentes y visibles resultados.
- La renovación de la licitación, la desganada empresa actual es consciente que tiene muchas cartas de no repetir en el proceso de licitación, por lo que se aplica la política de tierra quemada y la del esfuerzo mínimo.
Encontramos que a este total desinterés político de fiscalizar una recogida puntual y diligente del RSU, se suma al conveniente interés de la empresa por no ser controlada. El principal factor responsable de la acumulación de desperdicios que hemos tenido que sufrir los pasados meses es la oculta del problema. Por otro lado, desde siempre ha habido una tendencia a realizar grandes campañas de publicidad para promover el municipio como destino turístico. Por lo visto es más sencillo hacer gasto en marketing que en infraestructuras de servicio.
Este año, publicaremos todas las foto denuncias que nos lleguen con los hastags: #labasuratespera y #Calp, para recordarles su obligación de proveer servicios a todos los responsables, tanto políticos como privados. La manifiesta incompetencia que se esconde detrás de la imagen deplorable que damos como municipio de pretensión turística no solo afecta al medioambiente sino al mismo motor económico del que algunos pretenden vivir.
