ACEC

Associació Cultural Ecológista de Calp

Fábula electoral: «La plaga vuelve a Calp»

El mayor peligro para el frágil ecosistema calpino vuelve a la casilla de salida sin pasar por la cárcel.

El perfil curricular de este predador parasitario es más común de lo que quisiéramos reconocer en la fauna de la política municipal. Busca el calor de constructores y empresarios para, al cobijo de su generosidad, dopar su preminencia mediática y hacerse con la capacidad de tomar decisiones sobre el territorio que pretende dominar.

Suele aparecer tejiendo redes de mentiras, promesas o compromisos firmados ante notario (sin intención de mantener ninguno de ellos a no ser que se prevea un ulterior provecho propio). En esa red caen débiles de mente, necesitados y otros aspirantes a simbionte. Muchos se acordarán de los 80 despidos en el ayuntamiento, que desembocaron en indemnizaciones millonarias y enchufamiento de familiares. Al final, la reposición de unos por otros. Hoy por hoy, aún hay pendientes indemnizaciones superiores a 200.000 € por estas prácticas.

Esta red de mentiras se complementa con un marcado mimetismo medioambientalista que incluye técnicas de greenwashing, eco-postureo y anuncios vacuos (e.g: plantar 5000 arboles, observatorios ambientales, carriles bici disfuncionales, premios comprados y Clubes Sociales que invaden zonas protegidas) cuya única finalidad es camuflar la intenciones de arrasar el territorio cual plaga de langostas. Canjear una libertad de alturas con la excusa de salvar los yacimientos romanos podría ilustrar bien está estrategia. Las alturas quedan mientras que la protección aún se espera.

…para perseguir sus fines tejerá una red de embustes y compromisos para secuestrar voluntades y necesidades de sus victimas instrumentales…

Las plagas parasitarias se desatan cuando llegan etapas de sequía (moral) y escasea el alimento (urbanístico), dicho de otra manera, la sinergia de las instituciones en conceder licencias de construcción, recalificaciones beneficiosas o condiciones provechosas para los constructores. Desconocemos si el parásito viene avalado de la capital, formando parte de la epidemia migratoria que va de un plan parcial a otro, o si simplemente, viene huyendo de la escasez colocacional que asola a los improductivos. El solar en primera línea de la Fossa, el macroproyecto Colossus, en plenas Salinas de Calp y, sobre todo, el pulmón verde en Pla de Feliu, representan un motor de atracción al que no se puede resistir. Agua con azúcar. Queda demostrado que el olor a desarrollismo urbanístico, campos de golf y parcelas recalificables es irresistible para este espécimen.

La devastación va más allá de lo urbanístico, el histórico local ha demostrado que las afecciones se extienden a diversas áreas. La voracidad comisionista no solo ha retrasado la construcción del segundo Instituto de Educación secundaria, también ha impedido que Calp tenga conservatorio de música, radio municipal o una actividad deportiva o cultural más allá de la que desde la plaga se controla. Cuando planta sus huevos en una institución parasitada lo hace para que la descendencia se alimente a costas del erario público, con una visible degeneración funcional del sistema afectado.

En definitiva, la plaga posee capacidad mimética, de cara al empresariado interesado muestra una docilidad clerical que contrasta con la capacidad violenta de arrasar el territorio o quitar candidatas sin mediar palabra. Una pusilanimidad fingida que cae cuando el sueldo público peligra.

Calp está avisado, una Próxima Plaga se avecina. Pero el remedio no está en la abstención, se dice que la mejor forma de evitar la reiterada predación de este territorio es llenando las urnas de votos que no la consientan.

Nota a pie.
El estudio del parasito pese a ser apasionante es cansino, por ello, en posibles próximas entregas se estudiara su capacidad de influir mociones de censura, conspiraciones palaciegas a distancia, partidos políticos creados ad hoc, y ultraderechistas instrumentales. Quedando abierta la pregunta sobre si éste incluiría en su dieta pescados de piscifactoría, sabiendo que son «ricos, ricos»