Calp instaura un ciclo de charlas plagado de buenas intenciones y palabras grandilocuentes, con un público que sirve de mero atrezzo y la intención posterior de sumar la iniciativa a la lista de acciones realizadas para atajar el cambio climático, aunque el impacto, de momento, no se traduce en hechos concretos.
Del 19 al 21 de octubre se ha sustanciado en Calp un encuentro que, pese a su discreta promoción, ha logrado llenar la sede Casanova de políticos, empresarios y público en general. El ente organizador tiene nombre de malo de una película juvenil de Pixar. La iniciativa, con la que de alguna manera se vincula nuestro ayuntamiento, está a medio camino de un congreso político, unas jornadas de networking y un taller práctico de Greenwashing (/ˈɡriːnˌwɒʃ/ing) Se adjunta la transcripción fonética por si hubiera alguna dificultad para la pronunciación y/o entendimiento del término, este último, múltiplemente aludido en las mismas jornadas.
Está claro que cuando se sube a políticos y empresarios a una mesa de debate, estos pintarán no solo de verde toda su gestión, sino que no escatimarán hacerlo de todos los colores necesarios ya que están sometidos plenamente a sus directrices políticas/corporativas amén de la ya implícita búsqueda de votos/beneficio.
Con los ODS (objetivos del desarrollo sostenible) y sobre todo con la finalidad de estos, ha pasado lo mismo que con algunos movimientos artísticos de vanguardia, pretendían acabar con el arte y acabaron siendo absorbidos por el mismo sistema que pretendían desmontar. La existencia de un compromiso real se verá, o no, en algunos años.
Cabe excusar a algunos ponentes, preminentemente académicos, que se dejaron caer por las ponencias aportando algún dato interesante para quien haya sabido escuchar. Por lo demás filfa corporativa y marketing, mucho marketing. El motivo real del encuentro grandilocuente podría residir en la obligatoriedad contractual de la empresa con el ayuntamiento y la cercanía de los próximos comicios, ya que el evento pretende consolidarse como recurrente.
Entre los grandes momentos se podría hacer especial mención al clausurante de los actos, el diputado y ex alcalde de Calp César Sánchez, instigador del proyecto de instalación de un bar-restaurante en el antaño club social del recinto sito en la (protegida) Cala Manzanera. Entre sus otros grandes logros figura el de deshacerse del técnico de agenda 21 cuando se pedía la ejecución de los elementos políticamente más incómodos o la inclusión forzosa en todo documento municipal del logotipo que predicaban la posesión de un tercer premio de municipios “sostenibles”. El fraude de los 5000 árboles y el dinero que nos costó la electoral oficina de “territorio intel·ligent” no lo vamos a mencionar, no hay sitio. Eso sí, todo un experto y no solo en ecoblanqueo.
Momentazo también cuando la consellera de Transición ecológica y emergencia climática recordaba al titular actual, el Sr. del Pino, concejal encargado del millonario proyecto de rehabilitación del Club Social de la Manzanera, que el litoral Mediterráneo será uno de los lugares más castigados debido al cambio climático. Pese a todo, el ayuntamiento persiste en la inservible rehabilitación.
A los que no tenían claro el aspecto objetivo del evento, los sacaron de dudas las risas suscitadas entre algunos asistentes trajeados ante la tangencial mención de “medidas sociales” como herramienta eficaz para paliar una de las causas más marcadas de deterioro ecológico.
Ha quedado claro que para la derecha calpina los «Objetivos de desarrollo sostenible«, la «resiliencia» y la «sostenibilidad» son solo palabras clave que han de repetirse en determinados entornos, no olvidemos que responden principalmente a los intereses de a una élite adinerada y que términos como «gobernanza«, «cesión de poder» y «equidad» no les interesan si no van asociados a beneficios tangibles e inmediatos. Actualmente la partida presupuestaria para los ODS en Calp es 0.