Mientras Europa esta ante la peor sequía en décadas y España con las reservas bajas, en Calp se baldean calles y se riega el césped artificial de los campos de fútbol.
No solo los servicios municipales siguen baldeando con agua espumosa que ha causado más de un resbalón. También son muchos los edificios y particulares que no escatiman en dar una buena regada a sus dominios. Un paseo matutino por la playa de la Fossa o una visita a las urbanizaciones puede ilustrar está práctica.
Sí, el 47% de Europa está en sequía y la cuenca del Segura entra en pre alerta en lo que ya se conoce como el verano más seco de la historia. En el vecindario autonómico ya se registran cortes, la derecha lo único que protesta es por la escasez de cubitos de hielo.
Este Agosto, en nuestro municipio estamos alcanzando el cenit de la ocupación, ¿cómo se puede saber? Fácil, cuando el agua empieza a oler «raro», o escuece en los ojos. Es entonces cuando se ha pasado a la reserva. Aún así, sigue siendo curioso ver cómo los servicios municipales, que no pagan por el agua gracias a que la empresa es publico privada, baldean y riegan la hierba artificial. Sostenibilidad sencilla, cuando pagan otros.
¿Ha hecho el Ayuntamiento alguna campaña para evitar la sobre explotación de los acuiferos?
Ni está ni se la espera. A parte de sus cada vez más frecuentes campañas de greenwashing, el ayuntamiento se halla en una situación insostenible y precaria. Con una estación depuradora de aguas residuales, también llamada planta de depuración que carece de la fase terciaria para poder producir agua en la que se reduce la carga contaminante del flujo residual para que pueda ser reutilizada o devuelta al medio natural. Lo que en Calp se obtiene, es bombeado al mar a través de los emisarios submarinos, sirviendo de alimento a los peces de la acuicultura, ya que desemboca a escasos metros de la polémica piscifactoría local (quizás les otorgue un sabor especial).
Desde el Ayuntamiento no hay preocupación por la situación del agua, no hay, vigilancia, campañas de concienciación ni mucho menos inversión en infraestructuras. Todo es una gran fiesta que tarde o temprano pagará alguien. Existe una falsa creencia de que poniendo el precio por las nubes controlarían el consumo. La pregunta es: ¿paga todo el mundo lo mismo?.
Por otro lado, la gestión del agua, sometida a multitud de normas, se supone impecable. Pero, ¿se publicitan los valores periódicos del agua? La empresa municipal es conocida por su oscurantismo y sus «generosas» dietas a los políticos involucrados. Ya lo dice el refrán- «si el habla es de plata, el silencio es de oro».