A veces no es el poder el que cambia la gente, simplemente hace que se les caiga la máscara.
Barra libre, fase uno, entramos en calor
Está claro que el Calp del 1998, que es de cuando data el arranque del PGOU, era un Calp diferente al de ahora. El municipio contaba por aquel entonces de 14.000 habitantes, el urbanismo ya era fuente principal de ingresos, pero se buscaba más. El legislador local por ese momento decidió introducir en el artículo 24, una barra libre de volúmenes para construcciones hoteleras de 4 o más estrellas. La intención era clara, apostar por una excelencia turística fomentando hoteles de «lujo».
Ya en ese entonces, desde organismos superiores, se hablaba de poner límites a toda bonificación extraordinaria, mas que nada, para que se alcanzara con estas construcciones que, en abuso del derecho, excedieran en volumen y altura lo establecido. Así es como apareció el punto 8 en el articulo 24. Limitaba la bonificación en un 20%.
Barra libre, fase dos, empezamos a socializar
De todas formas, la línea seguida durante la primera década de los 2000 fue la de permitir con más o menos gracia, construcciones hoteleras que si bien podían legalmente construir 3000 metros, acababan construyendo 10.000 más, al no contabilizar las zonas comunes y/o de servicios.
El problema se produjo en 2007, con un cambio de gobierno. Entonces, se puso sobre la mesa el proyecto Colossus (firmado por un arquitecto que más tarde formaría parte del equipo de gobierno PP que autorizó la obra). El asunto es que, por el nuevo equipo de gobierno, en un primer momento, a este proyecto del Colossus se le denegó la licencia por exceder el proyecto en volumen y altura a lo que establecía la ley, en concreto, el punto 8 del artículo 24.
Barra libre, fase tres, las copas suben y comienza la euforia
Por cuestiones relacionadas con esto, o no, se produjo una moción de censura y un nuevo cambio político en 2008. Una de las primeras cosas que se llevó al pleno fue una moción para dejar sin efecto la limitación de alturas establecida en el punto 8 del artículo 24, lo que se conoció como la Interpretación 2 del PGOU de Calp, interpretación que sigue vigente hasta hoy en día.
Después de todo el revuelo político, a nivel global, vino la crisis, se acabó el crédito y se aparcaron los proyectos arriesgados y entre ellos, el Colossus.
Barra libre, fase cuatro, cénit de la borrachera, agresividad y amor
Ocurre que acabada la crisis, y remontando la economía, allá por 2017 vuelve a fluir el crédito. En 2017, un importante grupo hotelero local presenta el proyecto Suitopia, que es aceptado y empieza a ejecutarse bajo el precepto de que cumple la ley. Aunque se discute la cantidad de alturas de más que tiene, el resultado final salta a la vista. Escasos meses después, se vuelve a presentar el proyecto Colossus, ahora, uno de los arquitectos firmantes ya no aparece en los planos, es concejal por el Partido Popular en el Ayuntamiento, aunque no en urbanismo, pero no por ello con menos peso político. El proyecto consigue la licencia en tiempo record.
Barra libre, fase cinco, el descontrol empieza a ser vergonzoso
La oposición política, en 2018, hartos de la tomadura de pelo urbanística, decide acudir a Conselleria para pedir que tomen cartas en el asunto. Cosa que ocurre, se judicializan ambas licencias, y se paraliza la última. El resultado no acaba siendo el deseado, se pierde la batalla jurídica, se discute sobre el sexo de lo ángeles sin entrar en el fondo, todos temían la indemnización por lucro cesante ante las licencias ya concedidas.
Barra libre, fase seis, coma etílico
Tras 15 años se mantiene un absurdo jurídico que permitía infinitas zonas comunes y de servicios. Sin contar la picaresca al definir supermercados o salas de congresos como tales. Tampoco hay que olvidar que los mayores beneficiarios del agujero legal, no han sido NH, Marriot, Hilton ni Best Western, sino que han sido sendos grupos hoteleros locales. Grupos que no han tenido problemas a la hora de soportar los grupos políticos y/o las escisiones que han gobernado o aspirado a hacerlo durante los últimos 20 años.
Sabemos que la política ha perdido mucho crédito, sobre todo en este asunto, es por este motivo, que se planteo elevar a la última sesión plenaria un compromiso «ligth» para establecer unos mínimos de limitación a una barra libre que no ha traído más que enormes moles que desfiguran el paisaje.
El actual concejal y filósofo, debido a su condición, y al hecho de haberse apartado visiblemente del Partido Popular entonando cantos de sostenibilidad y ecologismo, invitaba a que se le diera un crédito que igual no merecía. Había que intentarlo, pero claro, una cosas son palabras y otras los hechos. Como unas se las lleva el viento, se decidió confrontarlo en un pleno municipal con un compromiso verosímil y vinculante. Si no se lograba un consenso plenario que comprometiera al ayuntamiento al menos se le quitaría la sábana al fantasma. Y al final, ocurrió esto último.
