ACEC

Associació Cultural Ecológista de Calp

Las ansias por dinero destrozan Calp

Campistas alemanes entonan una canción protesta: «si no nos quieren aquí, nos iremos a otro sitio; podemos hacerlo, vosotros os quedaréis con vuestro cemento».

Después del anuncio del cierre de ambos campings, muchos de los campistas están que trinan. Se lamentan de que Calp por un lado pretenda promover el turismo desestacionalizado y la sostenibilidad pero por otro lado prosiga con un urbanismo predador que pronostican insostenible. Mientras afirman que ellos lo tienen fácil, se irán a otro sitio, lamentan lo que se queda: las inmensas torres que permanecen vacías gran parte del año.

ACEC ha hecho una inmersión en la comunidad alemana para escuchar de primera mano las impresiones de los campistas afectados. La mayoría de ellos jubilados o prejubilados, de un nivel económico medio alto (conducen caravanas que van de los 80.000 a los 120.0000 euros). Personas que buscan el paisaje y las comodidades, consumen en el municipio y, según ellos mismos afirman, salen a comer fuera siempre que pueden. Ninguno de ellos entiende la escasa protección que se otorga a las Salinas y a su entorno, al que consideran un paraíso excepcional de un valor incalculable.

El turismo campero, sin lugar a duda, ha sido una manera de desestacionalizar la afluencia masiva en verano. El hecho de que Calp tenga más de 6 campings que no dan abasto es una especie de confirmación de que el modelo tiene éxito y arraigo. Ahora cierran 2 de ellos echando a calle un turismo amigable y solvente.

En una reunión informal preguntamos a un nutrido grupo que toma el sol frente a su caravana, qué impresión sobre Calp les se está quedando. Unos apuntan a la evolución hacía un segundo Benidorm, otros se preguntan si las infraestructuras son suficientes, pero todos están de acuerdo que si Calp no les resulta atractivo siempre pueden irse con sus caravanas a otro sitio. Entre ellos, aunque admiten no saber de política, están al tanto de la situación local, conocen los actores y las fuerzas fácticas. Sin mencionar el nombre, hablan abiertamente de un político de Madrid que vuelve para hacerse con la alcaldía y acabar de rematar con el lobby hotelero las últimas torres que quedan por construir. Lo tienen claro.

Incluso, gracias a los múltiples foros de campistas en la red, son conocedores de que el mismo ayuntamiento, en su día emitió una ordenanza que pretendía ayudar a estos grupos empresariales que ahora se preparan para construir, a llenar sus campings prohibiendo estacionar en la calle.

Por otro lado están los empresarios alemanes, muchos están tan habituados a la clientela desestacionalizada que a algunos les permite el lujo de cerrar sus locales en pleno agosto para hacer vacaciones. Incluso hay locales que cuentan con una reunión semanal de alemanes (Stammtisch) que se nutre principalmente de estos campistas. Afirman que la pérdida de esta clientela será «una dificultad más, con la que esta cayendo». Insisten que se echa de menos una política de previsión, de control; denuncian que la masificación en verano se ha convertido en un elemento disuasorio para un turismo más selecto: «nadie pagará por venir a un Calpe masificado, para eso hay destinos más amables y naturale».

La nota de humor (y musical) la pone uno de ellos con su guitarra eléctrica, compone sobre la marcha una opinión cantada sobre el cierre de los campings y el futuro de Calp. Entre ellos coinciden en que todo es un «gran sinsentido» que no entienden, «poderoso caballero es don dinero», que todo lo maneja y que todo lo destruye. Comparan Calpe con el modelo andaluz, donde consideran que se aplica una política de urbanismo menos predador y más conservador, «aun es posible encontrar lugares con encanto entre Calpe y Portugal». Con cierto cinismo se despiden afirmando que ellos siempre tendrán la opción de huir del cemento, y que nosotros nos quedaremos atrás, atrapados en ese modelo de ciudad que cada vez les resulta más desagradable y menos acogedor. Para ello nos dedica una «canción de amor» de los 90 que habla de la superficialidad, el glamour y la mugre.

Campistas alemanes critican lo interesado e insostenible del urbanismo calpino con una canción alemana del final de los 90 que hace referencia al sexo sin amor, las relaciones esporádicas y la superficialidad.
Transcripción traducida: ¿Cómo es posible esto? Si yo aquí me encuentro bien, ¿Dónde esta el sentido?.
Yo traigo el dinero, todos viven de esto. No debería permitirse esto, pedimos Concorn (betabloqueante, relajador)